Formentera es algo más que el último Paraíso del Mediterráneo en el que gozar de unas clásicas vacaciones de verano, rodeado de paz, tranquilidad y un entorno medio ambiental sorprendentemente conservado.
Formentera ofrece asimismo al posible visitante una serie de posibilidades complementarias que aseguran una feliz estancia en la isla en cualquier época del año. La bondad de su clima (16º de media entre noviembre y abril) permite bañarse en el mar durante todo el año y la isla, sobre todo en otoño y primavera, ofrece su mejor aspecto para disfrutar de su magnífica luz e increíble color.
Tiene una superficie de 83,2 km2 y un litoral de 69 km. La altura máxima es de 192 metros sobre el nivel del mar en Sa Talaïassa, punto situado en el altiplano de la Mola.
Los tonos de su paisaje resultan mucho más armoniosos y limpios, liberados de la cegadora luz que invade Formentera en la época estival. Una puesta de sol o una simple mirada al cielo y el mar se convierten en un espectáculo único que por sí mismo ya justifica una visita a la isla.